Han pasado 3 meses después de aquel día en que
mi mundo se derrumbo, pero he tomado una nueva decisión, creo que es buena, la
última decisión que tome me costó mucho pero creo que dio resultado espero que
esta nueva decisión también resulte tan bien como la pasada, solo quiero tener
mi vida alegre de antes, y no regresar a lo aturdida que era y desesperante. La
angustia que aquel día sentí, no quiero volverla a sentir nunca, así que pues,
solo espero que esta vez sea diferente. Regresare a mi país.
De nuevo empecé a empacar, mi ropa lucia
radiante, en este país no hay mucha contaminación y en la zona que estoy no hay
mucho sol. Tengo demasiada ropa creo que no me la llevare toda…
Realice el mismo procedimiento que aquel día,
reserve mi boleto y espere el taxi, aunque hoy no vino Braulio, todo fue igual.
Como me gustaría volverlo a ver, el ha sido una de las personas que más he
extrañado, Braulio siempre estuvo conmigo, más que mis propias amigas.
Ya era hora de abordar mi vuelo, estaba tan
nerviosa como si fuera a un lugar donde nunca haya ido, pienso que será el
mismo lugar, la misma gente, todo lo mismo, desafortunadamente.
Iba en el avión viendo cuando entramos al país,
como se veía desde arriba parecía una país tranquilo sin delincuencia, pero no
lo era, estaba consciente que volvía a mi tierra querida.
Han pasado unos días desde mi regreso, y he e
empezado de nuevo la escuela, creo que buscare un trabajo también porque ahora
estoy solo yo y nadie más para ayudarme, volví a ver a mis amigos, todos me
preguntaron porque había desaparecido tanto tiempo y sin alguna comunicación
posible entre ellos y yo, pero solo dije que tenía unas cosas que hacer, que
por eso me había desaparecido y no sé, quizás entendieron el mensaje porque
nadie me volvió a preguntar.
El despertador sonó, son las 05:00 am es hora de
levantarme para un día mas de escuela me bañare y me iré, pronto venda el bus
por mí.
Es una tortura venir a esta clase, historia…que
tormento hablar de la época de Frida Calo, de los mayas y todo nuestros
antepasados, todos tienen unas caras de ya no querer seguir escuchando, todos
necesitamos una distracción para des estresarnos un poco, pensado estaba en que
hacer o decir para atraer la atención de todos y reírnos cuando en ese momento
llevo el director de la escuela, con un folder, parecía un expediente de algún
alumno, me pregunto si fue que yo hice algo como para que me llegara a sacar de
esta clase tan irritante.
Pero todo fue solo una ilusión.
El director llamo al maestro y le dio el
expediente, todos nos habíamos quedado frenéticos a la expectativa de que
podría estar pasando, luego el maestro entro y dijo:
-Escuchen todos, atención por favor. Quiero
presentarles a su nuevo compañero Alejandro de la O. ¡POR FAVOR HAGANLO SENTIR
COM EN CASA!
Esas palabras me hicieron estremecer, pero ¿Por
qué me harían sentir esto?
El chico nuevo empezó a caminar a su asiento,
justo atrás de mí, cada vez que se acercaba mas, más nerviosa me sentía.
Desde ese momento no puse atención más en la
clase, pensando en que eso nunca había pasado en la escuela, introducir estudiantes a mitad del ciclo, ¿Qué habría
pasado para que el dejara su antiguo centro escolar? ¿Por qué vendría a esta
escuela, si su nombre era como de la realeza? ¿Qué hacia aquí? Eran tantas
preguntas que rondaban en mi cabeza haciéndola casi estallar de la impotencia
que sentía a tenerlo tan cerca y no poder preguntárselo a él mismo.
Lo único de lo que estaba segura era de que era
el chico más hermoso del salón y ahora todos se sentían celosos de él.
Los días pasaron y él seguía yendo a clases como
todos, ahora estábamos en clase de ciencia y el maestro dejo un trabajo en
parejas todos comenzaron a ponerse de acuerdo pero yo estaba como petrificada
viéndolo, como todos los días atrás.
Todos tenían pareja ya, y yo no conseguí por
estarlo viendo, tampoco el tenia así que el maestro nos dejo juntos.
Todos empezaron a preguntarse el porqué de esta
decisión pero ahora si no tuve nada que ver, fue decisión del maestro y no
nuestra, pero era la mejor decisión del ciclo y del maestro también.
Ninguno de los dos podía empezar a hablar del
tema, estábamos como mudos, cuando en ese momento él dijo:
-Hola. Mi nombre es Alejandro de la O. ¿TU COMO
TE LLAMAS?
Mi corazón se detuvo por unos segundos y de
repente volvió en sí y me le quede viendo fijamente a los ojos.
-ahh hola. Mi nombre es Lena. Mucho gusto. Creo
que nos tocara trabajar juntos verdad, debemos de hablarnos un poco
mas---queriendo romper el hielo que el ya había roto.
-Si eso creo. Pero si tú no quieres no, puedo
buscar a alguien más.
Mi corazón volvió a detenerse, pero ahora por
más tiempo.
-No! Le dije casi gritándole. Quiero decir ---me
rectifique---que no hay problema, yo si quiero trabajar contigo. Por favor no
te ofendas solo soy un poco distraída y no sé ni que es lo que digo.
-ok. Entonces comencemos.
-está bien.
El trabajo fue un éxito el profesor nos felicito
delante de todos y estábamos contentos.
Pasados unos días el se me acerco, yo estaba con
Alejandra y Vanessa comiendo en la cafetería, era un poco pequeña y estaba
bastante llena pero él se las ingenio para hablarme y para invitarme a salir
pero yo no lo escuchaba bien y decidimos salir de ahí. Estábamos en unas mesas
de una glorieta bajo arboles o pasto, ahí se respiraba tranquilidad, entonces
él me volvió a preguntar si podíamos salir, yo no sabía que responderle pero él
también se las volvió a ingeniar y me dijo:
-Solo quiero Salir contigo a tomar algo. No sé
si tú quisieras.
-¿A tomar algo?
-Sí. No sé tal vez un café o un jugo o una soda
o un sorbete lo que tú quieras.
-aahh bueno. Está bien vamos.
-Ok. Solo termino unas cosas y te vengo a
buscar. ¿Te parece?
-Me parece perfecto. Yo te espero.
Pude
contenerme. La felicidad me desbordaba, se me notaba desde lejos, mis amigas me
preguntaron que quería, porque Alejandro no le hablaba a nadie más que a mí, y
cuando les conté lo que había pasado no lo podían creer.
Alejandro me decía que quizás solo quería
conseguir lo que todos los hombres buscan de una mujer, Vanessa me decía que es
un antisocial, pero todos esos comentarios me sonaban a celos porque a ellas el
no las miraba siquiera.
Después de un rato Alejandro llego a buscarme y
me despedí de mis amigas y me fui con él.
El tenia un carro último modelo, íbamos
caminando hacia el estacionamiento cuando todos nuestro compañeros de clase nos
miraban con ojos de indignación, solo vieron como él me abría la puerta de su
automóvil, nos fuimos y ellos se quedaron viendo.
El me conto muchas cosas de su vida, se notaba
que había sufrido mucho, su familia estaba distanciada y por eso el se había
propuesto no durar en ningún centro escolar, después de ir a las mejores
escuelas del país, venir a estar en esta que es publica debió de haber pasado
cosas horribles pero el me aseguro que no cambiaria mas porque había conocido a
la chica más bella que antes hubiera visto.
Me sonroje de una manera única y le pregunte
quien y me respondió:
-Una amiga tuya, no sé cómo hablarle y ya que no
s hemos hecho muy buenos amigos, quisiera pedirte que me ayudaras.
Entonces algo dentro de mí exploto y no pude
evitar echarme a llorar. Era tanta la
impotencia que sentí en ese momento, me sentía morir, me había ilusionado tanto
con Alejandro que mi mundo volvió a derrumbarse.
Le respondí con cara de llanto, luego se me
salieron las lagrimas.
-ah ¿una amiga mía dices? No sé quien pueda ser
tal vez si me dices quien, pueda ayudarte.
Mis lágrimas cayeron en la servilleta que tenía
bajo la taza de mi capuchino, varias de ella con residuos del delineador que me
había puesto para ir arreglada a la que decía seria mi primera cita con el
chico guapo de la escuela.
-¿Pero por qué lloras Lena? No entiendo!
-No es nada, es que soy un poco sensible---no le
podía decir que era porque me había hecho falsas ilusiones con él, ni modo que
le confesara todo mi amor, si él no había hecho nada para que yo creyera eso.
-Bueno, entonces ¿me puedes ayudar?
-Bueno, creo que sí, porque no. Pero dime ¿de
quién estamos hablando?
Mi corazón cada vez se hacía más chiquito al
imaginarme el nombre que me diría.
-Pues es algo chistoso. Ella es Alejandra, mi
tocaya. Alejandra y Alejandro. ¿No te parece irónico?
Cada vez sentía que moría más y más.
-¿Alejandra?
-Si ¿Por qué?,
¿Crees que no les guste yo?
-No, no es eso, solo que me ha dicho que no le
agradas pero pueda ser porque nunca le has hablado, porque es imposible que no
le caigas bien. ---eso se escucho algo comprometedor pero no lo pude detener.
El rio mucho después de mi comentario y me dijo:
-Quien no te conozca diría que tu estas
enamorada de mi.
Reí. Creo que él es el que no me conoce nada ni
un poco al menos, que no se había dado cuenta del o que sentía por él.
Ya no soportaba más dolor, era todo por ese día
y me tuve que despedir, tuve que inventarle que tenía cosas que hacer y me fui,
no quería volver a verlo, pero tenía que comportarme, solo me fui y lo deje ahí
en el café.
Llegue a mi casa solo a tumbarme en mi cama y a
seguir llorando. ¿Por qué siempre me tenía que pasar esas cosas a mí? Íbamos
bien con lo que estaba viviendo, aunque todo era una ilusión pero me gustaba
pensar que mi vida podía empezar a cambiar.
Después de muchas horas me levante y me prometí
a mi misma que no volvería a llorar por nadie y comencé de nuevo. Le llame a
Alejandra y le tuve que contar lo que había pasado, no solo por mí, sino
también porque Alejandro me preguntaría si le había dicho o no, no quería que
se empezara a dar cuenta de mis sentimientos, ahora no, ahora para que.
-¿Hola?---contesto Alejandra.
-Hola Alejandra ¿Cómo estás? Habla Lena.
-Hola
Lena. Muy bien gracias ¿y tú?
¡Quería decirle Pésimo! Pero no podía ser tan
evidente.
-Muy bien gracias. Oye quería halar contigo
sobre Alejandro. ¿Podemos vernos?
-ah de Alejandro. ¿Qué pasa con ese chero? ¿Ya
son novios o qué?
Parecía estar enojada o celosa, si no supiera
que no le cae bien diría que esta celosa.
-No para nada, solo somos amigos. Por favor
veámonos para hablar sí. ¿Puedes verdad?
-Está bien, ¿adónde nos vemos?
Nos encontramos en el café que esta por su casa,
le conté todo lo que él me había confesado y ella parecía no estar asombrada de
lo que le decía, luego me dijo que ella pensaba que yo era la enamorada de él,
y que eso le asombraba más que lo que le había confesado.
Yo casi le confesaba la verdad a ella pero no
podía hacerlo, pues no quería que ella no me dijera las cosas solo por no
lastimarme, entonces no le tome importancia y le seguí contando todo lo que
Alejandro sentía por ella, y todo lo que él había sufrido por los problemas de
sus padres.
Ella me confesó que a ella le gustaba pero que
como era el único que la había ignorado a ella le resulto un estúpido
completamente por su actitud hacia ella, pero al saber el porqué ya no le era
tan indiferente como antes y me dijo que le iba a hablar haber que pasaba.
Cuando escuche eso me hundí en lo más profundo
del hueco que una vez tuve en mi corazón por aquel amor que me destrozo la vida
aquel día, y sentía un ardor dentro del cuerpo, la piel se me puso de gallina
de solo imaginarme a mi mejor amiga con el amor que algún día pensé tener y que
sabia no tendría más.
Un poco después comprendí que no lo podía
evitar, desde el momento en que decidí contarle a Alejandra lo que Alejandro me
confeso, sabía que eso que estaba a punto de suceder podía pasar en cualquier
momento, no era sorpresa para mí, aunque me doliera el alma, yo ya lo sabía.
Respire profundo y la seguí escuchando, después
de todo es mi mejor amiga.
Empezó un nuevo día, y yo deseando que la tierra
me tragara, este sería el día en que Alejandra le hablara a mi amor secreto.
Alejandro llego muy temprano, mucho más de lo
normal, yo estaba en mi pupitre habitual la segunda fila el segundo pupitre, me
gustaba sentarme enfrente, así comprendía mejor la clase y no me perdía de
nada.
El llego directamente hacia mi puesto, llevaba
una rosa consigo, de pronto me alegre, pero luego comprendí que no era para mí,
sino para mi amiga.
-Hola Lena. ¿No has visto a Alejandra?
-No, aun no ha venido, eso creo.
-Y ¿le hablaste de mí? Porque si no, aun no le
doy esta rosa que le compre. ¿Te gusta?
Con un nudo en la garganta y sintiendo que el
corazón se me hacia añitos, le respondí:
-Bueno pues, está linda. Pero no es a mí a quien
le tiene que gustar, sino a ella.
-Si tienes razón, pero tú, siendo su mejor amiga
debes de saber sus gustos, ¿O no?
-ah sí claro, la rosa esta hermosa. Empecé a
acostumbrarme a la idea de que esto sería de todos los días.
El siempre e preguntaría cosas de ella, siendo
yo “amiga” de los dos, tenía que estar enterada de todo por los dos lados del
nuevo romance, que aunque estaba todo empezando, sería un hecho cuando ellos
dos se empezaran a tratar.
Pasaron dos horas y la impaciencia de ver entrar
a Alejandra por la puerta estrecha del salón era cada vez más angustiante.
Alejandro se veía muy nervioso, movía sus manos como sin saber dónde ponerlas,
sus ojos color miel veían hacia todos lados, como buscándola a ella, golpeaba
el pupitre con sus dedos como haciendo el galope de un caballo que corre con
angustia, no se quedaba en una sola posición, cambiaba de pupitre cada cinco
minutos, la rosa que había llevado ya se empezaba a ver un poco marchita, del
sudor que bajaba por sus manos.
Al fin vi entrar a Alejandra por el portón
principal de la escuela, ella venia hacia el salón, lucia hermosa. Ella siempre
lucia así pero hoy en especial se veía deslumbrante, su cabello rubio se movía
con el compas del viento que iba de adelante hacia atrás, lucía una falda color
negro, ajustada al cuerpo como si fuera parte de su piel, y una blusa de cuello
de tortuga de mangas tres cuartos.
Desde ese momento supe que ahí seria mi fin, si
es que en algún momento tuve alguna clase de oportunidad.
Ella entro al salón y todos al ver que Alejandra
entraba discretamente, como escondiéndose de alguien, empezaron a decirle
piropos, por como lucía.
En ese momento Alejandro volvió su mirada hacia la
puerta del salón y sus ojos brillaron de una manera incomparable, brillaban con
dos luceros en el inmenso cielo, viendo a la luna, a la única luna de su cielo.
Yo no podía despegar mis ojos llorosos de los
brillantes ojos de Alejandro, viendo a su musa, a su amor.
Ella solo sonrió y dijo:
-Gracias, gracias por esos piropos. Ya me
sonrojaron.
Busco su asiento que era exactamente detrás de
mí y me saludo, lucia muy sonrojada por las porras de todo el salón.
La clase comenzó y yo aunque estaba adelante no
puse atención en las tres horas de clase, de solo pensar en que pasaría cuando
terminase.
La clase termino con un ambiente un poco pesado,
creo quelas vibras que se desprendían de mi eran demasiado grandes y tensas,
que todo el salón se sentía así.
Comenzaron a salir del salón, solo nos fuimos
quedando mi amiga, Alejandro y yo, me comencé a sentir mucho peor, me sentía un
poco mareada por la incertidumbre de saber que pasaría en ese momento. En ese
mismo instante Alejandro se dirigió hacia nosotras y empecé a sudar como si me
hubieran tirado una baldada de agua helada.
-Hola ¿Cómo están?
-Hola. Eh ¿Alejandro verdad?---Alejandra hizo
como si no supiera el nombre, se mostro desinteresada por completo de él, y yo
queriendo ser ella por un momento.
-Hola Alejandro. Sonreí al oír a mi amiga.
-Si Alejandro es mi nombre, tenemos algo en
común, nuestro nombre, pero en ti se escucha mucho mejor.
Sentí una puñalada en el corazón y quise
inventar una escapada maestra y dejar de lastimarme sola.
-Bueno yo tengo cosas que hacer. Nos vemos en la
tarde para estudiar ale, en tu casa.
-Claro Lena, yo te llamo ok. Nos vemos.
-Adiós Lena. TE CUIDAS.
Los deje solos en el salón, me fui llorando de
ahí con ganas de desaparecer del mapa, y no regresar nunca más.
Yo siempre fui un poco distraída y poco
sociable, mis compañeros de clase no me conocían por mis meritos, si no como “la amiga de Alejandra”, ella por ser una
chica popular toda la escuela la conocía.
Era hora de ir a casa de ale, y yo me sentía
horriblemente mal, de pensar en todo lo que me contaría. No quería ir a su casa
y decidí escribirle un e-mail.
Holaaa aleee!!
Espero hayas llegado a tu casa súper bien.
Te escribo este mail,
porque no creo poder llegar a tu casa hoy.
No me siento muy bien y creo que me quedare en casa
descansando, no quiero faltar a clase y necesito ponerme bien.
Mañana vemos como hacer
para la tarea de psicología ¿está bien?.
No te molestes sí, solo me siento un poco mal, no sé si te
diste cuenta que hoy sudaba mucho, creo que la presión se me bajo.
Me pondré bien, solo necesito descansar como te digo, mañana
nos vemos en clase.
Hasta luego. Te quiero. Lena.
Esta segura que ale entendería, solo se
desilusionaría porque no podría contarme todo lo que pasó con Alejandro. Pero
eso era exactamente lo que no quería escuchar, así que luego vería como le hago
para que no se moleste. Aunque dejarle de hablar seria una mejor opción para no
estar al tanto de mi derrota.
Pero ella había sido mi amiga por muchos años y
no tenía la culpa de que yo tontamente me ilusionara con alguien que nunca me
dio alas de nada.
Al parecer era hora de que Alejandra haya leído
mi mensaje ya, y en eso sonó el teléfono, era ella, mi mama había contestado y
como no sabía nada me la comunico.
-Hola Lena. ¿Cómo seguiste?
-ah hola ale, eres tú. Pues fíjate que un poco
mal aun, pero ya un poco mejor.
-Bueno me alegro, solo te quería decir que desde
hoy empiezo a salir con Alejandro, creo que no le costó mucho, nunca te había confesado
que él siempre me gusto pero no lo quería admitir. Espero verte mañana, ahí te
cuento con detalles.
Una vez más me dolió el corazón pero un poco mas
resignado, al saber que lo que estaba escuchando era lo más obvio que podía
pasar.
Y así pasaron los días, solamente siendo testigo
de la felicidad de “mis amigos” y yo sola, como siempre sola.
Poco a poco se me fue quitando el dolor del
corazón, creo que ya estaba algo acostumbrada a ese sentimiento, al menos estos
golpes han servido para no sentir tan duros los que vienen golpeando cada día.
Habían pasado ya cinco meses, desde que los
alejandrinos estaban saliendo, a veces salía con ellos, me decían que me
conseguirían un novio, pero quizás por el momento no quería saber de chicos.
Un buen día me llamaron para invitarme a una
fiesta, en una discoteca, yo no tenia ánimos de salir y mucho menos a esos
lugares donde necesitas tener pareja para entrar en ambiente, yo tenía que ir
sola como una tercera con mis amigos, no acepte pero ellos insistieron.
Llegaron a recogerme a las 09:00 pm, la noche
estaba estrellada, con una luna hermosa, grande y se veía muy cerca, parecía
que estaba dibujada en el cielo un cielo perfecto en el que debajo estaba yo,
sola.
Nos subimos al auto último modelo Nissan de
Alejandro y nos dirigimos a la fiesta, parecía ser una fiesta de disfraces,
ellos llevaban el suyo puesto y yo como siempre, me sentía que desentonaba.
La fiesta era un poco lejos, en uno de los
ranchos del papa de Alejandro, íbamos a mitad del camino cuando de pronto unos
hombres con vestidos negros se plantaron delante del auto, Alejandra y yo
aterrorizadas por los hombres y sus vestidos, empezamos a gritar cuando vimos
que sacaron unas armas, Alejandro parecía estar muy tranquilo, no decía ni
hacia nada, ni siquiera nos trataba de tranquilizar.
Vimos como Alejandro salía del vehículo sin
temor alguno, Alejandra le gritaba que por favor no saliera, que regresara pero
Alejandro estaba como hipnotizado, no escuchaba a su novia, aunque ella casi
deja la garganta de tanto que le llamaba.
Alejandro salió totalmente del vehículo y saludo
my alegremente a los hombres de negro, como parecían muy amigables nos
tranquilizamos un poco hasta que, escuchamos como Alejandro les dijo:
-Ahí tienen a esas dos moscas muertas, bueno una
porque la otra es un poco regaladita.
Uno de los hombres se nos quedaba viendo
fijamente a las dos, y los demás solo veían a su alrededor.
-Parecen un poco asustadizas. Nos traerán un
poco de problemas movilizarlas.----dijo el hombre que nos miraba de lejos.
-Diles cosas lindas y luego luego se irán
contigo----dijo Alejandro y todos se rieron.
No podíamos creer que Alejandro estuviera de
acuerdo con esos hombres, llorábamos de miedo, angustia, desesperación.
Comenzaron a acercarse a auto y nos ordenaron
salir. Yo estaba paralizada no podía comprender que estaba pasando. Como no
salíamos ellos nos sacaron a la fuerza, no gritaban y nos golpeaban, al final
quedamos inconscientes, lo último que me acuerdo fue escuchar a Alejandro
decir.
-Déjenme a la morena para mí. Desde que la
conocí le traigo ganas.----fue lo último que escuche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario